A partir de la
lectura de Marco Raúl Mejía acerca de la educación y la escuela en la(s) globalización(es),
es necesario reflexionar sobre las implicaciones de esta actualidad avasallante
sobre todos los ámbitos de la vida, en especial en la educación. Son tiempos
donde la globalización como hija de la revolución
técnico-científica ha dado a luz a la microelectrónica considerada como la
tercera revolución industrial. Este avance convirtió a todo el mundo en una sociedad
informatizada y globalizada, y al individuo en un cosmopolita doméstico. Para ello, seguidamente habrá una referencia acerca de su génesis
económico capitalista, luego el papel actual de la tecnología y posteriormente sobre
su resultante e intencionada despedagogización y desprofesionalización del rol
del maestro. Y como propósito estará en
la conclusión enfocar el nuevo protagonismo de la Escuela frente al fenómeno
cada vez más complejo de la globalización.
En un primer
término, la globalización se acepta como el desarrollo de un ciclo superior del
capitalismo administrado por el espíritu neoliberal. Bajo tal espíritu ha
desaparecido la idea clásica de Estado-nación erosionando
la soberanía de los países.
Mediáticamente, este fenómeno crea un espacio público transnacionalizado
donde los organismos internacionales políticos como la ONU pierden su función
de regulación debido a la influencia de los organismos internacionales
financieros como es la banca multilateral.
Con estas
políticas diseñadas desde esta banca se estimula en el fondo un incremento
de la pobreza y la miseria, lo cual lleva a emerger un trabajador subjetivo que
como nuevo asalariado del conocimiento. A su vez, estas políticas están
orientadas por una conciencia tecnocrática que reduce el poder político a una
administración racional y a una toma de decisiones orientada por la
cientificidad tergiversada y perversa que no revela sus verdaderos
propósitos. En el campo de la educación,
la meritocracia es la única que permite el ascenso en la escala social y es ahí
donde surgen dos modelos tecnocráticos: (1) tecnonaturaleza donde la ciencia se
realiza con los técnicos y (2) tecnoestructura donde un grupo de técnicos
controlan los asuntos decisorios valiéndose de comunidades científicas para
respaldar sus recomendaciones.
En ese sentido, para todos los que se desempeñan en el
sector educativo, asienten que en la ecuación de la globalización capitalista
no se comprende lo humano, sino como un medio de producción y como consumista.
Por eso, es comprensible que la globalización neoliberal exige la reducción del
gasto social y por tanto el presupuesto de la educación se reduce bajo este
imperativo.
Ante esto surge
la necesidad de la construcción de una ética y una política en torno a la
tecnología encaminada hacia el bienestar y el mejoramiento de la vida. Tal
proceso como antagónico posibilitará la distribución de la riqueza en una
sociedad con capacidad para regular los procesos de desarrollo científico y
tecnológico posibilitando una ética reconcebida para las nuevas realidades. Sin
embargo hay que entender que ninguna opción tecnológica es social y
valorativamente neutral.
Ahí
surge la discusión sobre el lugar de la tecnología en la nueva configuración
del mundo. La introducción de TIC’s en
la escuela, concibe al docente como un simple operador técnico despojándolo de
su función crítica y pública y de su rol como agente democratizador.
Adicionalmente, para los adultos la tecnología no es su medio natural, para
los jóvenes sí, de ahí la necesidad de desaprender y cambiar la mirada para
entender los nuevos fenómenos. Ante tal tensión, la discusión sobre los usos de
la tecnología en la vida cotidiana oscila entre el utopismo tecnológico y el
catastrofismo, entre los tecnófilos y los tecnofóbicos. Pero,
independientemente de la perspectiva frente a la tecnología, lo cierto es que la
información, el lenguaje, los modos de vida, los gustos, las modas, entre
otros, son configurados y producidos por el capital. En ese mismo sentido, los medios de
comunicación interactúan con sus audiencias con el mismo espíritu del capitalismo desarrollando
sonámbulos tecnologizados. A pesar de esto, la escuela debe enfocarse
transdisciplinariamente para
interiorizar en su comunidad las tecnologías en su cultura escolar específica
con el fin de producir pedagogías locales.
De otro lado
emerge la necesidad de aclarar hasta dónde llega la ideología dominante del
capitalismo en su búsqueda de empobrecer el prestigio docente. Así, la
pauperización docente se desarrolla cinco aspectos en el marco del avance de la
globalización: (1) económico, ligado a la flexibilidad laboral centrada en las
condiciones del mercado, (2) social, los jóvenes ya no ven la educación como
primera opción laboral, y los demás profesionales llegan al magisterio más por
un asunto de empleabilidad que por vocación. (3) cultural, el docente se
desterritorializa de su entorno escolar como producto de su necesidad de buscar
otras opciones laborales para complementar sus ingresos, lo cual impide el
desarrollo de vínculos comunitarios fuertes, (4) ideológica, se circula un
discurso donde el interés laboral por la educación está limitado a la
empleabilidad y se responsabiliza al docente de los resultados de las pruebas
evaluativas que estimula un imaginario del maestro como vago, mal trabajador e
irresponsable, mal preparado y mediocre que fomenta la percepción de una
formación de tercera. (5) en lo personal, decaen los niveles de
autorreconocimiento y de valoración personal y profesional que solo lo percibe
como un luchador de clases que corre de centro educativo a otros para devengar
como simple dictador de clases.
Por último, es
menester aludir al protagonismo de la Escuela para estos tiempos de
crisis. Aquí, la
escuela recupera su centralidad con dinámicas radicalmente nuevas como el
aprender a aprender, el conocer cómo se conoce, y el cambiar en medio del
cambio, lo que exige la reconfiguración de su institucionalidad y de la
pedagogía. Es decir, las comunidades educativas deben trabajar en torno a una
apuesta por otras globalizaciones con el presupuesto de una capacidad de
construir propuestas desde el sur, desde abajo pregonando que otros mundos sí
son posibles.
BIBLIOGRAFÍA
- MEJÍA J.,
Marco Raúl. Educación(es) en la(s) globalización(es) I. Capítulo I y II.
Ediciones Desde Abajo. Primera Edición. Bogotá, 2006. 332 páginas.
- MEJÍA J.,
Marco Raúl. La(s) escuela(s) de la(s) globalización(es) II. Capítulo I y
II. Ediciones Desde Abajo. Bogotá, 2011. 375 páginas.
- RAVITCH,
Diane. Por qué cambié de opinión. Artículo. Diario Le Monde Diplomatique.
Edición Colombia. edición Nº94. Fecha de consulta: Marzo 10 de 2012.
(Disponible en) http://eldiplo.info/mostrar_articulo.php?id=1170&numero=94
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