miércoles, abril 10, 2013

PENSANDO LA ESCUELA EN TIEMPOS GLOBALIZADOS


A partir de la lectura de Marco Raúl Mejía acerca de la educación y la escuela en la(s) globalización(es), es necesario reflexionar sobre las implicaciones de esta actualidad avasallante sobre todos los ámbitos de la vida, en especial en la educación. Son tiempos donde la globalización como hija de la revolución técnico-científica ha dado a luz a la microelectrónica considerada como la tercera revolución industrial. Este avance convirtió a todo el mundo en una sociedad informatizada y globalizada, y al individuo en un cosmopolita doméstico.  Para ello, seguidamente habrá una referencia acerca de su génesis económico capitalista, luego el papel actual de la tecnología y posteriormente sobre su resultante e intencionada despedagogización y desprofesionalización del rol del maestro.  Y como propósito estará en la conclusión enfocar el nuevo protagonismo de la Escuela frente al fenómeno cada vez más complejo de la globalización.
En un primer término, la globalización se acepta como el desarrollo de un ciclo superior del capitalismo administrado por el espíritu neoliberal. Bajo tal espíritu ha desaparecido la idea clásica de Estado-nación erosionando la soberanía de los países.  Mediáticamente, este fenómeno crea un espacio público transnacionalizado donde los organismos internacionales políticos como la ONU pierden su función de regulación debido a la influencia de los organismos internacionales financieros como es la banca multilateral.
Con estas políticas diseñadas desde esta banca se estimula en el fondo un incremento de la pobreza y la miseria, lo cual lleva a emerger un trabajador subjetivo que como nuevo asalariado del conocimiento. A su vez, estas políticas están orientadas por una conciencia tecnocrática que reduce el poder político a una administración racional y a una toma de decisiones orientada por la cientificidad tergiversada y perversa que no revela sus verdaderos propósitos.  En el campo de la educación, la meritocracia es la única que permite el ascenso en la escala social y es ahí donde surgen dos modelos tecnocráticos: (1) tecnonaturaleza donde la ciencia se realiza con los técnicos y (2) tecnoestructura donde un grupo de técnicos controlan los asuntos decisorios valiéndose de comunidades científicas para respaldar sus recomendaciones. 
En ese sentido, para todos los que se desempeñan en el sector educativo, asienten que en la ecuación de la globalización capitalista no se comprende lo humano, sino como un medio de producción y como consumista. Por eso, es comprensible que la globalización neoliberal exige la reducción del gasto social y por tanto el presupuesto de la educación se reduce bajo este imperativo.
Ante esto surge la necesidad de la construcción de una ética y una política en torno a la tecnología encaminada hacia el bienestar y el mejoramiento de la vida. Tal proceso como antagónico posibilitará la distribución de la riqueza en una sociedad con capacidad para regular los procesos de desarrollo científico y tecnológico posibilitando una ética reconcebida para las nuevas realidades. Sin embargo hay que entender que ninguna opción tecnológica es social y valorativamente neutral.
Ahí surge la discusión sobre el lugar de la tecnología en la nueva configuración del mundo. La introducción de TIC’s en la escuela, concibe al docente como un simple operador técnico despojándolo de su función crítica y pública y de su rol como agente democratizador. Adicionalmente, para los adultos la tecnología no es su medio natural, para los jóvenes sí, de ahí la necesidad de desaprender y cambiar la mirada para entender los nuevos fenómenos. Ante tal tensión, la discusión sobre los usos de la tecnología en la vida cotidiana oscila entre el utopismo tecnológico y el catastrofismo, entre los tecnófilos y los tecnofóbicos. Pero, independientemente de la perspectiva frente a la tecnología, lo cierto es que la información, el lenguaje, los modos de vida, los gustos, las modas, entre otros, son configurados y producidos por el capital.  En ese mismo sentido, los medios de comunicación interactúan con sus audiencias con el  mismo espíritu del capitalismo desarrollando sonámbulos tecnologizados. A pesar de esto, la escuela debe enfocarse transdisciplinariamente  para interiorizar en su comunidad las tecnologías en su cultura escolar específica con el fin de producir pedagogías locales.
De otro lado emerge la necesidad de aclarar hasta dónde llega la ideología dominante del capitalismo en su búsqueda de empobrecer el prestigio docente. Así, la pauperización docente se desarrolla cinco aspectos en el marco del avance de la globalización: (1) económico, ligado a la flexibilidad laboral centrada en las condiciones del mercado, (2) social, los jóvenes ya no ven la educación como primera opción laboral, y los demás profesionales llegan al magisterio más por un asunto de empleabilidad que por vocación. (3) cultural, el docente se desterritorializa de su entorno escolar como producto de su necesidad de buscar otras opciones laborales para complementar sus ingresos, lo cual impide el desarrollo de vínculos comunitarios fuertes, (4) ideológica, se circula un discurso donde el interés laboral por la educación está limitado a la empleabilidad y se responsabiliza al docente de los resultados de las pruebas evaluativas que estimula un imaginario del maestro como vago, mal trabajador e irresponsable, mal preparado y mediocre que fomenta la percepción de una formación de tercera. (5) en lo personal, decaen los niveles de autorreconocimiento y de valoración personal y profesional que solo lo percibe como un luchador de clases que corre de centro educativo a otros para devengar como simple dictador de clases.
Por último, es menester aludir al protagonismo de la Escuela para estos tiempos de crisis.  Aquí, la escuela recupera su centralidad con dinámicas radicalmente nuevas como el aprender a aprender, el conocer cómo se conoce, y el cambiar en medio del cambio, lo que exige la reconfiguración de su institucionalidad y de la pedagogía. Es decir, las comunidades educativas deben trabajar en torno a una apuesta por otras globalizaciones con el presupuesto de una capacidad de construir propuestas desde el sur, desde abajo pregonando que otros mundos sí son posibles.

BIBLIOGRAFÍA
  • MEJÍA J., Marco Raúl. Educación(es) en la(s) globalización(es) I. Capítulo I y II. Ediciones Desde Abajo. Primera Edición. Bogotá, 2006. 332 páginas.
  • MEJÍA J., Marco Raúl. La(s) escuela(s) de la(s) globalización(es) II. Capítulo I y II. Ediciones Desde Abajo. Bogotá, 2011. 375 páginas.
  • RAVITCH, Diane. Por qué cambié de opinión. Artículo. Diario Le Monde Diplomatique. Edición Colombia. edición Nº94. Fecha de consulta: Marzo 10 de 2012. (Disponible en) http://eldiplo.info/mostrar_articulo.php?id=1170&numero=94

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