domingo, abril 22, 2012

EN EL LABERINTO MINOTÁURICO DE LA GLOBALIZACIÓN


¿Cómo los maestros abren una nueva discusión
y crítica ante la globalización dominante?


En el marco de la sociohumanística de los programas académicos ligados al campo de la educación se carece de una formación socio-política estructurada para ayudar a mirar estos tiempos de cambio dentro de la globalización. Por tanto, cualquier ejercicio que sustente y transforme los paradigmas y dinámicas docentes permite reflexionar sobre el alcance e impacto de este fenómeno del capital en el terreno educativo.  Con base en las ideas expuestas por Marco Raúl Mejía J., se tiene el propósito de explicar una perspectiva de este fenómeno mundial que afecta y está implícito en todos los aspectos de la vida individual y social.  Por tanto, se partirá de un breve comentario acerca del (1) origen histórico de la globalización capitalista, (2) de sus alcances a través de los organismos internacionales, (3) de sus desarrollos en aspectos como la tecnología y los medios de comunicación, y finalmente se abordará el desafío del maestro y la Escuela desde la educación popular.


En primer lugar, el origen histórico de la globalización se remite entre el siglo XV y XVIII cuando a través del colonialismo se expandía el capitalismo por territorios de América Latina y África. Este proceso fue reorganizado por las sociedades industriales en el siglo XIX y XX.  Desde entonces como una serpiente cambia de piel, así mismo la globalización ha modificado sus dinámicas de control y dominación imponiendo la universalización de la visión occidental del mundo.

Una de esas formas de constante transformación se constituye por la influencia de la banca multilateral. Por ejemplo, el Banco Mundial alimentan una visión homogenizante de la educación excluyendo las culturas particulares y su modo de construcción de lo público; generalizar el desarrollo de sus exigencias excluyendo las recontextualizaciones territoriales; intenta estandarizar los modelos y métodos de investigación en educación sin tomar en cuenta intencionalmente la complejidad del campo educativo para fundar valoraciones únicas y afirmaciones tajantes. También lo determina una actitud verticalista y simplista respecto a innovaciones y experiencias exitosas de las reformas asumiendo su transferibilidad intacta a otros países.


Socialmente, el poder influyente de la globalización plantea una reorganización de las sociedades nacionales, donde éstas se enfrentan a la sociedad global.  Lo nacional pierde su contenido a manos de los procesos de globalización en marcha.  Es así como el mundo virtual funciona como nueva institución de socialización que forja que lo global está en lo local produciendo una desterritorialización por la cual “me hago habitante de otras culturas”.


En otro aspecto, los medios de comunicación generan sonambulismo tecnológico que logra que los ciudadanos voluntariamente se sometan a la globalización capitalista.  Como consecuencia, se promueve mediáticamente un modelo de homogenización planetaria mediante dinámicas de articulación que ligan a los países del sur como consumidores. Precisamente, la realidad que configuran los medios de comunicación es asumida como espectáculo y crea la ilusión de la participación social y lleva a reemplazar las ideas por las imágenes, lo cual genera una invisibilización y repetición de lo social produciéndose una modelación mediática de lo público. A la par, la tecnología ha generado una nueva cultura, la digital, agregando nuevas formas y modalidades de comprensión. Sin embargo, para los adultos la tecnología no es su medio natural, para los jóvenes sí, de ahí la necesidad de desaprender y cambiar la mirada para entender los nuevos fenómenos.  La cuestión sobre los usos de la tecnología en la vida diaria oscila entre el utopismo tecnológico y el catastrofismo, entre los tecnófilos y los tecnofóbicos.


Indiscutiblemente, educar es un proceso que se construye mediante la mediación de artefactos técnicos y sistemas lingüísticos, por eso ciencia y tecnología siempre están presentes en los procesos formativos.  Pero con la introducción de TIC’s en la escuela, función docente como un simple operador técnico despojándolo de su función crítica y pública y de su rol como agente democratizador. Esto también está generando una brecha cada vez más amplia entre los que acceden a la alfabetización digital y los que no dando lugar a los infopobres.


En rigor, cabe el interrogante: ¿Qué tiene que ver todo lo anterior con lo educativo?  Mucho!  Empezando que la Escuela no tiene ya la exclusividad del patrimonio de la información y el conocimiento y compite con otros agentes socializadores como es el mundo virtual.  La crisis de la educación consiste en saber que todo el mundo educa, pero no todo el mundo forma. La globalización quiere deshumanizar la educación cuando ésta precisamente tiene su razón de ser en lo humano. La globalización extiende un manto de tinieblas que impide ver todo el panorama de intereses que se juegan los grandes grupos económicos transnacionales. Co todo esto, el maestro se ve sometido a un proceso de pauperización, de proletarización ideológica y técnica, por lo cual se ve obligado a trabajar tres jornadas al día inclusive.


Sin embargo, a pesar de esta precarización gremial, algunos maestros comprenden que la configuración crítica de la pedagogía debe tender hacia la generación de geopedagogías que no solamente es un tema de localización, sino categorial, que brinda un carácter y una identidad a sus prácticas locales pedagógicas. De ahí que sea indispensable el surgimiento de prácticas geopedagógicas que sean reconocidas como necesidad de otros tipos de educación y de otras globalizaciones. Para ello, se requiere del desarrollo de unas potencialidades críticas que en su práctica permitan la capacidad de construir caminos alternativos respecto a la emergencia de otras globalizaciones.


Por tanto, es menester pedagogizar el conflicto –en todos los sentidos que el término pueda tener- como aspecto connatural de la vida y como elemento constante de la adaptabilidad al cambio a partir de la lectura integral del mismo. Pensar el conflicto como hecho social y como replanteamiento pedagógico de su mirada y abordaje genera apertura para los aprendizajes problematizadores para recuperar la capacidad de transformar y modificar de fondo las relaciones sociales. En otras palabras, este tratamiento del conflicto permitirá  vincular nuevamente a las comunidades educativas con la construcción de lo público constituyendo a la Escuela como laboratorio de la transformación de la sociedad.


Desde esta perspectiva, el desafío de los educadores populares para dejar de ser idiotas útiles aclarando sus apuestas sociales, económicas y políticas en su actitud política y pedagógica reconcibiendo la manera como se construye sociedad mediante el acto educativo y pedagógico cotidiano.  Así, asumir este desafío se constituye en uno de los primeros pasos en la búsqueda de sentidos emancipadores en el campo educativo. De esta forma, la educación popular asume una reflexión metodológica a partir de los referentes del poder, la ética, el interés, la necesidad y la práctica social que involucra al sujeto.  Esta reflexión sustentará dentro de las geopedagogías sus respectivos proyectos pedagógico-ético-políticos.


En síntesis, el maestro debe traducir su apuesta social en apuesta colectivas para construir las geopedagogías locales que rompa con el silencio infértil y edificar la impugnación y el empoderamiento en los nuevos procesos sociales.  Esta apuesta no deberá perder de vista que la Escuela tiene vocación de poder alternativo y constructora de transformaciones construyendo identidades y pertinencia como elementos centrales para edificar las escuelas en la actualidad. Así será posible desarrollar la capacidad de construir propuestas desde el sur, desde abajo pregonando que otros mundos sí son posibles.   Obsérvese, por ejemplo, la revolución de los pingüinos de Chile que hizo retroceder un poco una visión de la educación sin pedagogía que se soporta en el discurso de los estándares y las competencias, pero que según Ravitch no funciona para la calidad de la educación.  Esta lucha se convirtió en algo que merece replicarse contextualmente en toda América Latina.  Es ese reto y tales apuestas las que se constituyen en el hilo de Ariadna para entrar en aquel laberinto complejo de la globalización y lograr vencer el Minotauro de los intereses creados del capitalismo neoliberal. Pero ese mismo hilo servirá de ruta para ir más allá de enfrentar los desafíos de la globalización imperante, es decir, construir globalizaciones donde lo humano quepa en la ecuación del desarrollo de las naciones.



BIBLIOGRAFÍA
·       MEJÍA J., Marco Raúl. Educación(es) en la(s) globalización(es) I. Capítulo I y II. Ediciones Desde Abajo. Primera Edición. Bogotá, 2006. 332 páginas.
·       MEJÍA J., Marco Raúl. La(s) escuela(s) de la(s) globalización(es) II. Capítulo I y II. Ediciones Desde Abajo. Bogotá, 2011. 375 páginas.
·       RAVITCH, Diane. Por qué cambié de opinión. Artículo. Diario Le Monde Diplomatique. Edición Colombia. edición Nº94. Fecha de consulta: Marzo 10 de 2012. (Disponible en) http://eldiplo.info/mostrar_articulo.php?id=1170&numero=94

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