
Desde tiempos remotos existe en todas las civilizaciones y en todas las culturas un acompañante indiscutible para manifestar y compartir sus estados de ánimo, sentimientos y emociones: la música. Sin ella no hay forma ni de cautivar o ser cautivado porque este arte tiene la facilidad de llegar al alma por constituirse en algo así como poesía cantada.
Hoy día, el mundo disfruta de variedad de géneros y subgéneros musicales. Existen algunas críticas acerca del tipo de manifestaciones musicales que están influenciando a los jóvenes escolares. Cualquier persona puede ir a su correo y alguna vez se pudo percatar que recibió un correo contra los reguetoneros, otro a favor del rock, otros acerca de las modas de las culturas urbanas jóvenes ligadas a ciertos ritmos, etc.
La pregunta que me hago es: ¿Vale la pena seguir criticando lo que les gusta musicalmente a los jóvenes? Personalmente creo que NO! ¿Por qué? Trataré a continuación de brindar algunas razones.
La primera razón por la cual no se debe criticar a los jóvenes se debe a la posibilidad de participar en un mundo intercultural y a la vez debido a la diversidad de expresiones musicales les crea la ILUSIÓN –no la realidad y verdad- de ser libres. Ante esta afirmación complementaria, me permito decir que eso sucede cuando se aprecia la música sin la suficiente autonomía y madurez intelectual y emocional. Pero si el joven puede vencer superar eso, entonces dicha afirmación no tiene lugar crítico.
La segunda razón radica en el sentido de la rebeldía tradicional el cualquier generación joven. Tal sentido hace que si la generación adulta persigue limitar el acceso de los adolescentes a estos ritmos, entonces ellos por simple piratería telemática lo hagan, es decir, a través de la Internet puedan hacer carga y descarga libre a irrestricta de cualquier tipo de música, lo cual está fuera del alcance del mundo escolar y familiar.
Y la tercera razón (aunque pueden haber muchas más) se encuentra en el derecho fundamental del libre desarrollo de la personalidad. Aunque les disguste a algunas personas, la música actual permite ver claramente hacia dónde van las personalidad y el carácter de los jóvenes y adolescentes. Pero, ¿para qué eso? Para crear escenarios deliberativos que fomenten el pensamiento crítico enfocado hacia el proyecto de vida y su cultivo para apreciar este arte con más elementos sólidos, tal como se hace con el aspecto fílmico con el cine-foro.
En conclusión, pienso que tampoco vale la pena seguir ese empeño de criticar la música que gusta a los jóvenes y adolescentes porque precisamente se trata diversas inclinaciones y apreciaciones estéticas. En otras palabras, entre gustos no hay disgustos y cada época tiene los suyos o no!
Hoy día, el mundo disfruta de variedad de géneros y subgéneros musicales. Existen algunas críticas acerca del tipo de manifestaciones musicales que están influenciando a los jóvenes escolares. Cualquier persona puede ir a su correo y alguna vez se pudo percatar que recibió un correo contra los reguetoneros, otro a favor del rock, otros acerca de las modas de las culturas urbanas jóvenes ligadas a ciertos ritmos, etc.
La pregunta que me hago es: ¿Vale la pena seguir criticando lo que les gusta musicalmente a los jóvenes? Personalmente creo que NO! ¿Por qué? Trataré a continuación de brindar algunas razones.
La primera razón por la cual no se debe criticar a los jóvenes se debe a la posibilidad de participar en un mundo intercultural y a la vez debido a la diversidad de expresiones musicales les crea la ILUSIÓN –no la realidad y verdad- de ser libres. Ante esta afirmación complementaria, me permito decir que eso sucede cuando se aprecia la música sin la suficiente autonomía y madurez intelectual y emocional. Pero si el joven puede vencer superar eso, entonces dicha afirmación no tiene lugar crítico.
La segunda razón radica en el sentido de la rebeldía tradicional el cualquier generación joven. Tal sentido hace que si la generación adulta persigue limitar el acceso de los adolescentes a estos ritmos, entonces ellos por simple piratería telemática lo hagan, es decir, a través de la Internet puedan hacer carga y descarga libre a irrestricta de cualquier tipo de música, lo cual está fuera del alcance del mundo escolar y familiar.
Y la tercera razón (aunque pueden haber muchas más) se encuentra en el derecho fundamental del libre desarrollo de la personalidad. Aunque les disguste a algunas personas, la música actual permite ver claramente hacia dónde van las personalidad y el carácter de los jóvenes y adolescentes. Pero, ¿para qué eso? Para crear escenarios deliberativos que fomenten el pensamiento crítico enfocado hacia el proyecto de vida y su cultivo para apreciar este arte con más elementos sólidos, tal como se hace con el aspecto fílmico con el cine-foro.
En conclusión, pienso que tampoco vale la pena seguir ese empeño de criticar la música que gusta a los jóvenes y adolescentes porque precisamente se trata diversas inclinaciones y apreciaciones estéticas. En otras palabras, entre gustos no hay disgustos y cada época tiene los suyos o no!