Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, las guerras ya no serían sangrientas. Si un país le declarara la guerra a otro, su arsenal serían cañones o bazucas de bolas de papel, soldados con ligas caucho y millares de bolitas de papel.
La Cruz Roja y Human Rights Watch ya no se preocuparían porque no habría más muertes. El mercado negro tendría que cambiar las armas tradicionales y sus agentes por intelectuales que cargarían las bolitas de papel con mejores ideas y argumentos que sus enemigos.
Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, los milicianos y los ejércitos correrían hacia librerías, bibliotecas y luego a papelerías para equipar su armamento. Tal cosa redundaría en una mayor inversión social para una niñez feliz que aprende en mejores escuelas y para una población en general que cuente con mejores clínicas y hospitales.
Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, cualquier estudiante podría convertirse en un terrorista o delincuente, pues cuando estuviese en el salón de clase, sus compañeros y profesores le tendrían temor inspirado en el respeto (y no al revés) cuando él o ella arrojara bolitas de papel cargadas de frases de admirable sabiduría, sencillez de palabras y gracia expresiva.
Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, Estados Unidos levantaría una estatua en honor a las bolitas de papel y su estatua de la Libertad ya no sería hueca como lo demuestran en sus pragmatismo político Asimismo, firmaría el acuerdo de Kyoto, su ecología humana sería realmente práctica y la reforestación más ágil y efectiva.
Todo esto ocurriría si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel. Pero la realidad es otra y esta es la hora en que Estados Unidos ha utilizado –gracias a su ilustre pseudos-ignorancia política- todo su sofisticada tecnología armamentista para intentar capturar o aniquilar a estos personajes, en vez de emprender la lucha contra el terrorismo más tenaz y violento que sacude a la humanidad: el hambre!
Girardot, marzo 20 de 2008
Este texto surge en el año 2001, recién sucedido los hechos del 11 de septiembre que todo el mundo conoce. El punto de partida es un escrito elaborado por los estudiantes Camilo Jiménez y Fernando Velásquez del Grado 11º. Al igual que el documento anterior, lo encontré en estos días y me sentí conectado con sus ideas y decidí desarrollarlo en esta nueva versión. Espero sus críticas y observaciones, gracias!
La Cruz Roja y Human Rights Watch ya no se preocuparían porque no habría más muertes. El mercado negro tendría que cambiar las armas tradicionales y sus agentes por intelectuales que cargarían las bolitas de papel con mejores ideas y argumentos que sus enemigos.
Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, los milicianos y los ejércitos correrían hacia librerías, bibliotecas y luego a papelerías para equipar su armamento. Tal cosa redundaría en una mayor inversión social para una niñez feliz que aprende en mejores escuelas y para una población en general que cuente con mejores clínicas y hospitales.
Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, cualquier estudiante podría convertirse en un terrorista o delincuente, pues cuando estuviese en el salón de clase, sus compañeros y profesores le tendrían temor inspirado en el respeto (y no al revés) cuando él o ella arrojara bolitas de papel cargadas de frases de admirable sabiduría, sencillez de palabras y gracia expresiva.
Si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel, Estados Unidos levantaría una estatua en honor a las bolitas de papel y su estatua de la Libertad ya no sería hueca como lo demuestran en sus pragmatismo político Asimismo, firmaría el acuerdo de Kyoto, su ecología humana sería realmente práctica y la reforestación más ágil y efectiva.
Todo esto ocurriría si vencieran a Osama Ben Laden y a los grupos terroristas e insurgentes con bolitas de papel. Pero la realidad es otra y esta es la hora en que Estados Unidos ha utilizado –gracias a su ilustre pseudos-ignorancia política- todo su sofisticada tecnología armamentista para intentar capturar o aniquilar a estos personajes, en vez de emprender la lucha contra el terrorismo más tenaz y violento que sacude a la humanidad: el hambre!
Girardot, marzo 20 de 2008
Este texto surge en el año 2001, recién sucedido los hechos del 11 de septiembre que todo el mundo conoce. El punto de partida es un escrito elaborado por los estudiantes Camilo Jiménez y Fernando Velásquez del Grado 11º. Al igual que el documento anterior, lo encontré en estos días y me sentí conectado con sus ideas y decidí desarrollarlo en esta nueva versión. Espero sus críticas y observaciones, gracias!